“El Mecanismo de la Negación”. La estrategia psicológica utilizada en algún momento por todos, con intención de evadirnos de una realidad que nos sobrepasa.
El mecanismo al que la mente recurre con intención de buscar soluciones para no sufrir. Para desfigurar una realidad y hacerla más llevadera, conforme a deseos y creencias personales.
El dispositivo que activa la parte inconsciente de nuestro cerebro para mantener el equilibrio de la persona en circunstancias difíciles, situaciones que supongan gran esfuerzo de adaptación a nivel psicológico. Para enfrentar con decisión, de forma equivocada, una existencia sofocante y opresiva, que nos supera, conformada por situaciones de angustia, temor e inseguridad, afectos negativos, incómodos de manejar para la conciencia, forma de pensar y de sentir de la persona.
La “Negación”, la maniobra de la mente para vivir en un estado psicológico cómodo, sin presión ni riesgo, sin amenazas, sin miedo e inseguridades, sin la angustia, pena o vergüenza asociado a las situaciones que estamos evitando. Un plan B para funcionar de forma normal a pesar de experimentar vivencias, sensaciones molestas y desagradables.
La herramienta a la que de forma inconsciente y automática se recurre para mantener un balance positivo mente-corazón en la adversidad, suerte e infortunio.
La respuesta natural, accesible de un Yo amenazado para eludir dificultades, obligaciones o responsabilidades, evitar hechos, acciones de cierta importancia causantes de hostilidad o enemistad con uno mismo o con los demás.
El mecanismo de adaptación y defensa para no entrar en conflicto con un mundo complejo, la realidad del momento. Para afrontar cambios de vida incómodos, actitudes, comportamientos que no satisfacen por ser origen de crítica o vergüenza. Causa de dolor al dañar la autoimagen, representación mental que tenemos de nosotros mismos o la percepción que tienen sobre nosotros los demás. El mecanismo que utilizamos para resolver la falta de sentimientos en personas que admiramos, queremos y respetamos.
En definitiva, la estrategia de afrontamiento que utilizamos los humanos para gestionar emociones, sentimientos de infelicidad, malestar e inseguridad con los que la conciencia no puede lidiar con intención de hacer una realidad más aceptable, menos dolorosa.
Un mecanismo que se instaura en la niñez. Que evoluciona y crece con la experiencia de vida.
El duelo, personas consumidoras de alcohol o las afectadas por una grave enfermedad son ejemplo de situaciones en las que este mecanismo se puede activar. Negación como respuesta para evitar el dolor de la pérdida. Para impedir el rechazo por una adicción. Para asumir un cambio de vida causa de un diagnóstico y tratamiento médico grave.
Un mecanismo no solo utilizado en circunstancias extremas, pérdida de amor, imagen o salud como las referidas, también en situaciones cotidianas, objetivamente nimias, carentes de causa, por temor a la soledad o el abandono donde se prefiere decir “me da igual o no me importa” para evitar el rechazo, el distanciamiento que pueda poner en peligro una relación bien sea con la pareja, con un familiar, con un amigo o con un compañero de trabajo.
Tomar conciencia de nuestra disposición a utilizar este mecanismo es lo que nos lleva adquirir estrategias de afrontamiento más beneficiosas por ser más adaptativas al esclarecer los motivos que empujan a realizar de forma engañadiza este comportamiento.
Aceptar la negación como un mecanismo presente en nuestras vidas para desvirtuar la realidad es lo que nos fortalece interiormente para buscar soluciones constructivas que ayuden a vivir una vida más plena y satisfecha por ser más verdadera.