Es un misterio de lo humano como los juegos atrapan a los hombres en su mente y su conciencia y en sus costumbres y en sus hábitos y en sus formas para bien o no bien.
Podría ofrecer cifras cuantitativas y cualitativas en algunos sectores, podríamos indicar, que existen diríamos los juegos infantiles y de adultos, los juegos de entretenimiento y los juegos de apostar, podríamos indicar una actividad lúdica, que puede ser educativa y de ocio, y, una actividad patológica juegosadictos, personas adictas a determinados juegos, que se han convertido en una adicción/enfermedad/patología/síndrome negativo, que le tienen atrapados con consecuencias perniciosas en distintos aspectos de la antropología y psicología y economía humana…
Entraremos en esta cuestión, diríamos, desbrozando algunos aspectos, -dejo para los interlocutores lectores, que con solo cuatro palabras pueden introducirse en el mar de Internet, y hallarán datos de todos los colores, testimonios de todas las formas y maneras-. Podrá o podría ser, que con el juego/juguete/deporte se conectan ciertas partes del cerebro, ciertas redes neuronales, y producen placer, quizás olvido de realidades presentes, quizás elevar la conciencia-consciencia a otro plano, quizás emerger estados y estadios del inconsciente/semiconsciente, pero la realidad, es que los seres humanos, unos más y otros menos, quedamos atrapados en ese complejo polisemántico, polisignificativo, poliédrico de signos, del juego/juguete/deporte.
El deporte sería otro juego con reglas, en el cual, se lleva a cabo una tarea, y que está pautado con unos ranking. Pero sea el juego de las canicas, cuando éramos niños, sea el juego de los naipes, sean los videojuegos como nueva realidad que ha aparecido en el panorama sociocultural, -y, que dicen, que ha venido a quedarse durante varias décadas, porque ya producen más dividendos que las películas, porque son tecnologías que se irán perfeccionando-, sea el futbol como ejemplo-caso de deporte, sea las muñecas, sea…
El juego es una realidad psicológica/antropológica/económica/social/política/cultural, con consecuencias enormes. Y, se encuentra entre las actividades que pueden servir para educar y socializar y entretener, y, en algunos casos, los mismos juegos, incluso inocentes, pueden terminar en adicciones con consecuencias nefastas, tales, como la necesidad de ingresar para curar y seguir terapias, en hospitales o plantas de salud psicológica y biológica…
Manuel Rivas, en El País, del 25 de junio de 1997, redacta un artículo titulado Tamagotchi. Un juego que en esos años arrasó, diríamos la imaginación y el imaginario de los adolescentes y jóvenes de la época, -estos que ahora, quizás, ya nos están gobernando en distintas áreas de la realidad humana-. Indicaba nuestro autor, que su sobrina le había dicho que en su colegio, la mitad de los chicos/as tenían uno de ellos. Después, la tecnología, pocos años después, llegó el sacrosanto móvil, y, ahora nos encontramos por las calles de las aldeas y de las pedanías, desde luego, de las cientos de miles de urbes y urbanizaciones del mundo, la mitad de la población, por la calle paseando y caminando y pasando su existencia, con un artilugio rectangular en la mano –con múltiples funciones, entre otras la posibilidades de juego y juegos…-..
Todo juego tiene un componente de ganancia o pérdida. La ganancia y la pérdida puede ser de muchos modos y maneras, no solo económica, sino también, afectiva, sentimental, social, cultural. Dicen que el juego/juguete/deporte, individual o colectivo, tiene multitud de dimensiones, y, desde luego, cada vez que la historia va evolucionando y desarrollándose como los gajos de una naranja o los granos de una granada, se van llegando a límites más amplios.
Algunos teóricos indican que existen personas más propensas a los juegos, personas, incluso, que casi todo en la vida se lo toman con un juego. Otros, indican, que los juegos se inventan y se desarrollan para olvidar aspectos de la vida, para matar el tiempo, en lenguaje popular, para si se tiene un tiempo de ocio, dedicar la mente a alguna actividad, y, de ese modo, cumplir con esa función de olvido-desolvido de lo real/realidad. Quizás, el juego bien empleado, de forma racional, sin apostar dinero, en tiempo limitado de jugar, sea una especie de terapia y, se han encontrado juegos desde la antigüedad…
Somos, al menos, este escribiente, modestos columnistas literarios de opinión, a lo largo del tiempo se les ha denominado realizadores-constructores de crónicas-comentarios-columnas-artículos. No realizamos artículos académicos de corte universitario y docente. Diríamos, que una columna periodística, es un juego de alguna manera, intentamos fijarnos en algún aspecto de la realidad, redactar algunas ideas, entorno y al vuelo de esas ideas-temáticas-contenido, intentar, incluso fijarnos en algún aspectos, que el mundo académico, ha olvidado. Y, sobretodo con belleza y verdad y veracidad y bondad y bien, fijar el foco-luz-punto, horadar, en algún tema, que el apreciado lector-a, quizás, no se haya fijado lo suficiente o haya olvidado.
Quizás, haya dejado en el tiempo/recuerdo la partida de parchís con sus hermanos y primos y abuela, y, quizás, ahora, tiene o tenga que tomar grandes o pequeñas decisiones, para su negocio, su oficio o su profesión. Pero este artículo, tiene mucho que ver con ese aprendizaje. Dicen que los animales de pequeños, los mamíferos, casi todos, juegan con sus hermanos. Aprenden el oficio de lobos o de leones o de gacelas…
Toda actividad lúdica, como toda actividad humana, tiene siempre, ese dilema/dialéctica/bifurcación, de cuánto tiempo hay que dedicar a ella, y, hasta dónde es normal y racional dedicarse, y, desde dónde empieza lo patológico y negativo y pernicioso sea a niveles económicos, psicológicos, sociales, familiares, etc. ¡El juego, demasiadas veces, entra como un regalo dulce, pero también el juego, se convierte en una pócima amarga y venenosa…!
¡Cuántos, hay que recordarlo, han perdido fortunas, familias, salud biológica y psicológica y espiritual, por el juego…! ¡Cuántos han ido heredando traumas y heridas familiares, porque el bisabuelo le dio por la partida de cartas…! ¡Aviso para caminantes adolescentes y adultos…!