A. ANINO

Este país se ha vuelto triste, huidizo. Caminamos por las calles con la cabeza gacha, la cara tapada y nos resignamos a las órdenes que cambian cada día; a ver que quienes las dictan tienen el sueldo asegurado y el resto no. Nos callamos y diría que nos dejamos adoctrinar por unos y otros.

Tengo un amigo que cuando gobierna la derecha compra periódicos de izquierdas y al revés. Me dice que es la única forma de enterarse de lo que está pasando.

Yo soy de los que sigue comprando dos o tres periódicos los fines de semana y comparo las noticias.

Hace unas semanas, en un periódico aparecieron dos páginas enteras dedicadas a criticar a Isabel Díaz Ayuso. El periodista al que le habían encargado el artículo comenzaba hablando del nulo currículo de la presidenta madrileña y de lo poco preparada que estaba para gobernar la región. Su crítica hacia ella se extendía hasta por haber acatado una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

No seré yo quien defienda el currículo de Isabel Díaz Ayuso ni de ningún otro. No pertenezco a ningún partido. Soy libre para pensar. Pero me llamó la atención aquel artículo y me puse a indagar los currículos de los que se sientan en el Consejo de Ministros. Empiezo por el presidente, ¿qué experiencia laboral tiene? y seguí con los ministros. Aquel periodista había obviado el detalle porque le habían encomendado que adoctrinase a los lectores en contra de la presidenta madrileña.

Me pregunto qué tiene que ver alguien con una trayectoria como Nadia Calviño, Margarita Robles, Escrivá o Marlaska con el resto. Que cada uno ponga el nombre.

La sociedad española está polarizada. No elegimos un gobierno sino a un partido, que es una institución jerarquizada y autoritaria que se rodea de hooligans. En redes sociales, en la calle…cualquier lugar es bueno para hacer apología del partido y adoctrinar a la población. Repiten las consignas que les dictan, como robots. He de reconocer que siempre la izquierda sale vencedora sobre la derecha.

Se dictan leyes donde su busca adoctrinar a la población y restarles libertades.

Miles de ciudadanos en paro, otros pensando emigrar y gran parte de ellos con mejor currículo que los que gobiernan.

Batallas ideológicas y políticas entre gobiernos de distinto signo, que extienden a la población.

Los hooligans a sueldo de los partidos haciendo su trabajo: adoctrinando. Son capaces hasta de enmascarar la subida de sueldo de los que gobiernan mientras ellos hacen cola en el paro; u ocultan la celebración de una fiesta multitudinaria cuando a ellos se les quita el derecho de reunión con amigos y familiares.

Y lo peor de todo, están limitando el potencial de nuestros jóvenes y de las próximas generaciones.

Incido en una frase que acabo de leer de Damon Albam, líder de Blur y Gorillez: “En algún momento tendremos que dejar que los derechos del individuo prevalezcan de nuevo”. Piensen.