El 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En este marco, la Asociación de la Prensa de Madrid y el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid acaban de celebrar una jornada para analizar el papel de la prensa y el retroceso de la libertad de expresión en los últimos veinte años. Tres destacados periodistas intervinieron: Pedro J. Ramírez, Nativel Preciado y Juan Luis Cebrián. Las conclusiones son realmente desalentadoras: precariedad, sectarismo y desinformación.
También nosotros este mes de mayo cumplimos 20 años. Fue en mayo de 2003, coincidiendo con otra cita electoral, cuando vio la luz el primer número. Y desde entonces, mes a mes, a excepción de uno en plena pandemia, hemos llevado la información a nuestros lectores. Primero cubriendo las noticias de dos municipios: Torrelodones y Hoyo de Manzanares; años después extendiéndolo a otros.
En este número hemos pedido a tres periodistas que escriban sobre la libertad de expresión y sobre el papel de la prensa local. La transformación en estos años ha sido brutal y todos en mayor o menor medida nos hemos adaptado a los nuevos tiempos. Recuerda Begoñe Bustinza en su artículo cuando teníamos que revelar las fotos de manera urgente para cada edición porque aún no habían llegado ni los Smartphone ni las cámaras digitales y las redes sociales eran el sueño de algunos. Entonces éramos muchos menos medios, pero la información era mejor; más precisa y mejor elaborada. Ahora, basta una página web o un móvil para sentirse periodista. Se ha perdido en buena parte el poder y el buen hacer de esta profesión. Lo que cuenta es la rapidez y el sensacionalismo para crecer en el número de clic, que es realmente lo único importante. Contrastar las noticias ya no se lleva; se corre el riesgo de enfadar al que lo ha enviado; las ruedas de prensa son un lujo al alcance de unos pocos. ¿Para qué perder el tiempo con lo fácil que es esperar a que envíen la noticia? A veces, los gabinetes las mandan mientras transcurre la propia rueda de prensa.
En estos años los adelantos tecnológicos han crecido proporcionalmente a los ataques a la prensa y al retroceso en la libertad de expresión. La Asociación de la Prensa de Madrid publica a menudo comunicados denunciando ataques a periodistas de grandes medios por parte de partidos políticos, pero ¿qué hay de la prensa local o comarcal? Somos la gran olvidada, la más frágil ante los ataques porque conocen la importancia que tenemos para trasladar de primera mano la información al ciudadano de esas localidades.
En el primer número ya anunciamos nuestro propósito: “vigilar, aplaudir o denunciar las acciones en un futuro”. No sabíamos entonces lo que estas palabras nos iban a costar.
Los de la prensa estamos permanentemente en el ojo del huracán, vigilados por los partidos políticos y ciudadanos; dependiendo de la información, nos convertimos de la noche a la mañana en héroes o en villanos.
No va de partidos políticos va de personas. Aunque, lamentablemente, la libertad de expresión se respeta siempre y cuando acates las imposiciones y copies y pegues la información que envían.
En 20 años, muchas anécdotas, pero destacamos algunas. Hace muchos años un alcalde, ya fallecido, de Hoyo de Manzanares llamó a la redacción para imponernos que antes de publicar, le enviáramos “las galeradas” para que él le diese el visto bueno, “como hacía otro periódico”.
O un diputado nacional que a los pocos meses de que este periódico viese la luz nos vaticinó que íbamos a durar muy poco. Eso se llama tener visión de futuro. O el actual alcalde de Hoyo de Manzanares, hace veinte años concejal, quien amenazó con denunciarnos por un artículo que habíamos publicado de un colaborador. Y ese otro partido independiente también de Hoyo, que nos denunció ante la Junta electoral por negarnos a publicar una carta suya que contenía insultos y falsedades. Otros medios sí lo hicieron.
Realmente, los ataques a la prensa se hicieron más fuertes con la llegada de los nuevos partidos que venían a revolucionar y a tocar el cielo.
Uno de esos nuevos partidos es Vecinos por Torrelodones. “Fuimos los primeros indignados” decía uno de sus fundadores. Con su llegada se acabó en Torrelodones cualquier atisbo de libertad de expresión. Nos atrevimos a sacar una información sobre la líder de ese partido y desde entonces fuimos y somos el enemigo para batir. Como primera medida, sin publicidad institucional, en junio de 2011 y 12 años después continúan. Solo los que copian, pegan y acatan están llamados a contar con ella. Después llegaría la retirada de nuestro periódico de los establecimientos donde distribuimos; continuaron incitando a nuestros anunciantes a que dejaran de hacerlo; siguieron los insultos personales y a la empresa que edita el periódico, incluso en los plenos por el entonces concejal de comunicación. Un ligero atisbo de aire freso llegó al comienzo de esta legislatura con un nuevo concejal, periodista de profesión, pero cesaron a la vez que él cesó en su cargo.
El partido que llegó para instaurar “una nueva forma de hacer política” copió las más burdas formas de demagogia y de ataques a todo aquel que no seguía las directrices del partido. Si algo sí hicieron fue vender la marca Vecinos por Torrelodones y a sus fundadores con el dinero de los ciudadanos. Doce años después Torrelodones no tiene esplendor, pero sí decadencia.
Veinte años de hacer información y periodismo, apenas resumidos en unas pocas líneas. Nuestro agradecimiento a tantos y tantos amigos, colaboradores y anunciantes que, a lo largo de estos años, han estado a nuestro lado. Sin ellos no hubiese sido posible este recorrido.
Políticos y periodistas estamos llamados a sobrellevarnos por el papel que jugamos en la sociedad.
Ahora, hay una oportunidad de cambiar porque “sin periodismo no hay democracia”.